Ahora que los vinos ya están fermentados y las bodegas más tranquilas, ya se puede hablar de cómo ha ido la añada.
En términos generales ha sido bastante buena en cuanto a calidad y cantidad. Sobre todo sabiendo cómo ha sido este año tan extraño.
En la península ibérica hemos tenido una primavera más lluviosa de lo normal, lo cual ha venido muy bien para alimentar nuestras reservas hídiricas. Hay que destacar que estas lluvias tampoco fueron exceisvamente copiosas, pudiendo permitir que la flor cuajase sin problemas. Después llegó el verano, el cual fue muy seco, pero con el subsuelo con agua. Por tanto no hemos tenido problemas de hongos en la mitad sur de la península.
La vendimia, ha sido una especie de sudoku, en donde gestionar las
cuadrillas de temporeros y los protocolos de seguridad ha sido todo un
desafío en algunos momentos.
Ahora, la totalidad de los vinos han realizado la fermentación
alcohólica. En breve embotellaremos nuestras primeras botellas de 2020.
Algunos otros vinos están empezando con la fermentación maloláctica, y
otros ya duermen en barrica.
Mientras tanto, nuestros compañeros del hemisferio sur ya van viendo cómo aparecen los primeros granos de uva.